30 abr 2010

La rutina del parcial.

Como suele suceder para estas épocas, estuve sufriendo con los parciales de la facultad. Y ese, justo ese, es todo un tema, que se presta a intenso análisis.
Imagínense, cuando uno termina un año de estudio, siempre tiene el pensamiento de “cuánto voy a disfrutar estas vacaciones, voy a hacer de todo, no voy a desperdiciar ningún día” o “che, nos tenemos que juntar en las vacaciones y hacer de todo”. Después resulta que, cuando te querés dar cuenta no solo no hiciste nada, sino que tampoco te viste con esas personas. Y para colmo, al día siguiente tenés que volver a cursar.
Debe ser que el tiempo se muere de la risa de nosotros y pasa más rápido cuando debería pasar más lento, y viceversa. ¿Por qué lo digo? Porque cuando falta mucho para un parcial o para un examen en general, el tiempo, pasa rápido. Pasa rápido a costa nuestra, porque afirmamos que falta un montón para rendir, y entonces dejamos que los días transcurran. Hasta que nos damos cuenta que ya no da para más.
Uno, así, estudia, intenta ponerse al día, le manguea al compañero de turno algunos apuntes, se hace el vivo y se consigue la famosa guía que resume todo perfectamente (pero que los profesores dicen que es pecado utilizar). Entonces uno va sacando cuentas mentales: “bueno, hoy estudio hasta acá, leo hasta acá, y llego perfectamente, soy un capo, un ídolo como Joacko”.
Pero ahí es cuando la realidad se mofa de nuestras buenas y responsables intenciones. Nos bajan el pulgar, resulta que no fue como lo calculamos, y nuestra fuerza de voluntad no fue capaz de alcanzar esas hojas que teníamos que leer o estudiar: “mañana me esfuerzo el doble y listo”. Vos sabés que no es así. Y cualquier excusa es buena como para alejarte del estudio, te hace sentir bien que tenés que hacer cierta cosa antes de ponerte a estudiar. Por ejemplo, yo en mi mente voy pensando cuando camino del trabajo para casa: “Bueno, primero ceno, más tarde me ducho, y recién ahí me siento a estudiar”. Me alivia saber que puedo llegar a mi casa y tengo ese tiempo antes de estudiar. Si, estoy loco. Pero retomemos.
Transcurren más días, y cada vez estamos más y más cerca del día D. Y como si eso fuera poco, tenés una mezcla de definiciones en la cabeza, que te la regalo. Ahí es cuando pasa lo inexplicable.
Cuando uno se sienta frente al libro, hay momentos en que piensa en cualquier cosa menos en el tema a asimilar. Ha habido veces en que hasta pensé en que debería de ordenar mi cuarto, por dios. O veces en que he mandado sms a amigos diciendo “sos un capo, la verdad te re banco” o cosas por el estilo. Así que si les llega algún mensaje de ese estilo, y que provenga de mí, ya saben.
Es así, no hay vuelta que darle. En época de exámenes uno valora mucho más las cosas. Obviamente, y como todo buen humano, uno se libera y después de un tiempo se olvida de todas las cosas que quería hacer mientras rendía pero que no podía.

El día llega. La tensión aumenta. Muchos se presentan habiendo usado la milenaria técnica Ninja de quedarse estudiando toda la noche a base de sobredosis de cafeína. Cuando aún era un novato estudiante de CBC (alias pichi), en mi primer parcial, les juro que temblaba cuando el profesor tardaba en entregar las preguntas.
Uno hace malabares con los apuntes, trata de abarcar lo más posible. Y es ahí cuando entra en juego el destino.

El destino (véase: tema A o tema B) puede hacerte ir a parar a cualquier lado.

Ejemplos:

Pregunta 1: Especificar y conceptualizar los Arts. 450, 451, 452, 453 del Código Civil, y luego relacionarlos en caso práctico teniendo en cuenta los preceptos estudiados” (Más conocida como pregunta Epic Fail).

o bien:

Pregunta 1: Desarrollar alguno de los temas estudiados (Más conocida como pregunta Epic Win).

Cuando termina el suplicio, uno sale, y si es algo así como sociable, espera afuera a que salgan sus camaradas. Cuando se reúnen todos afuera, la típica pregunta: “¿Y? ¿Cómo te fue?” Sépanlo, esa pregunta generalmente la hace el que tuvo la suerte de las preguntas Epic Win. Pero independientemente de eso, siempre está el consuelo de “y bueno, al menos tengo este lapso hasta que los profesores corrijan todo”.
Algo clave en la etapa post-examen. La frase “la próxima me estudio la vida, resumo con tiempo, y leo tranquilo”. No se ni para qué lo decimos, pero así, el ciclo empieza nuevamente.

22 mar 2010

Superclásico.

Como no puede ser de otra manera, y teniendo en cuenta mi espíritu futbolero, voy a proceder a comentar el superclásico del día de la fecha que no fue, y que al parecer se postergó para el Jueves que viene.
Ustedes sabrán que un Boca – River es un acontecimiento astronómico de gran envergadura (no al chiste fácil) y que cuando se da, el país se paraliza. Tanto se paraliza que ni siquiera un stun spore o un thunder wave pueden lograr el mismo efecto, se queja Ash Ketchup.



Estos dos equipos se enfrentan a muerte para conseguir la victoria tan ansiada, que les permita burlarse del contrario durante meses, hasta que se vuelva a repetir el susodicho partido.
Las barrabravas, simpáticos muchachos si los hay, amedrentan e intimidan a quienes osen hacerles frente. Se matan a tiros entre ellos pelando fierros del tamaño de la Torre Eiffel, no porque se odien, sino porque necesitan levelear (véase: subir de nivel), ustedes saben, subir de experiencia para poder tener mas puntos de vida y puntos de magia (aunque no crean, realmente hacen magia porque sacan entradas de donde no hay), tener acceso a mejores armas, a mejores autos, y para participar del Bailando por un Sueño.
Pero esto no termina ahí. Supongamos que se enfrentan la barra de Boca (Player 1) y la barra de River (Player 2). Cada uno cuenta con una determinada cantidad de individuos que son los que componen las fuerzas de choque. Lo curioso es que, según informan los corresponsales, los barras estarían empezando a utilizar métodos muy sucios para lograr la victoria. Por ejemplo, estarían utilizando a los sacerdotes del Age of Empires para convertir hinchas rivales en hinchas propios al sonido del “Wololó”. Todo eso ocurrió cuando Ash Ketchup fue a ver el partido (como es normal, muchos famosos y celebridades quieren ir a presenciar tal evento obviamente).



Ash, que se encontraba en la popular, estaba gritándole desaforadamente al árbitro debido a que discrepaba con su decisión, diciendo: “Pero Señor Juez, eso no fue offside, ¡¿no ve que cuando partío la pokebola, el Pokemon estaba bien posicionado?!”. Apenas terminó de decir eso, un educado y respetable señor de la barrabrava lo señaló y dijo “eh gato no te pongá la gorra loco”.
Ash, en su afán de demostrarle que él conocía mucho de esto, le informó al respetable señor: “Mirá, yo me pongo la gorra, ¿sabés por qué? Porque voy a ser un gran maestro Pokemon”. Y así fue como el honorable ciudadano ilustre prosiguió: “Eh no seas ortiva vo’, seguro cuando seas maestro vas a hacer paro todo el tiempo, careta”.

Mientras tanto, en algún lugar de la platea, se encontraban dos personas conversando entre si:
Persona 1: No boludo, ¡mirá! ¡Que golazo se comió! ¡Yo la vi adentro! ¿¿Y vos??
Persona 2: Mirá detenidamente, el arquero está usando un cheat, ¡es re chitero! ¿¿No viste que la pelota atravesó la red pero ni cobraron gol??
Persona 1: Ahora puedo ver claramente…Pero… ¿no era que en la bombonera tenían el Cheating Death actualizado?
Persona 2: Si obvio, eso seguro, pero este tipo de cheats sólo te los detecta el sXe Injected, papá.
Persona 1: Vos que decís, ¿qué equipo tiene mas level?
Persona 2: Y la verdad que no se… Pensá que capaz pelaron todos los Rare Candy y los stats nunca se les subieron. Fijate a Palermo sino.
Persona 1: Dah, ¿me estás cargando? Palermo siempre baja la consola y activa ese super cheat para hacer goles. ¿No lo viste nunca?
Persona 2: No la verdad que no… Pero si seguimos hablando así, vamos a tener que usar el “IDDQD” para poder salir vivos de esto.
Persona 1: Vos fumá, que traje mi teclado para apretar Ctrl, Alt, Shift y C. Escribimos Klapaucius, y sobornamos a todos para que nos dejen vivir.
Persona 2: Uh, ¡mató loco! Que grandes ideas tenés a veces. Pero me pregunto donde irás a enchufar tu teclado.
Persona 1: ¡Ja! Vos date vuelta, que te perdés las jugadas sino…

A esta altura del partido (Ja, ¿entienden? ¿Altura? ¿Partido? Uh loco, mi abuelita me había dicho que era gracioso) los barrabravas y Ash ya se habían hecho amigos. Tal es así que éste último charlaba animádamente con las eminencias:

Ash: “Y así es como llegué a tener veinte hijos no reconocidos por la región de Johto”
Barrabrava: Choto tu vieja gil. Y contame ¿qué estás haciendo por acá?
Ash: Nada, boludeando. El profesor Oak está de paro. Me dijo que las condiciones laborales no lo contentaban, y que además, se hartó de tener que seleccionar pendejos boludos como yo para que inicien su aventura.

Así terminó el partido. El resultado no importa, ya que se los dejo librado a su imaginación, pero la historia de nuestro increible protagonista no terminaba allí, puesto que cuando Ash Ketchup estaba llegando a la estación Once para tomarse el tren que lo llevase a Kanto otra vez, aparecieron unos extraños especímenes humanos que tenían gorrita, campera deportiva y zapatillas de astronauta. Ash entonces cometió el peor error de toda su carrera como entrenador. Sacó su pokedex para poder analizarlos.

Wachines: Su habitat suele variar, aunque cada vez son más los lugares donde suelen aparecer. Prefieren salir de noche. Su ataque especial es el balbuceo, siendo ‘eh gato dame todo’ lo que se puede identificar como su gruñido. Como habilidad secundaria cuentan con facilidad para armar grupos de cumbia villera, lo que provoca un sonido que confunde a sus rivales y hace que se ataquen entre ellos.”

Y así fue como éstos creyeron que el Pokedex de Ash era un celular con MP3 y se lo afanaron, también le afanaron las pokebolas para venderlas en La Salada y dice la leyenda que compusieron un tema que dice “no te hagás la linda, Pokemon”. Dicen que se lo habrían dedicado a Misty.

Sin mas, gente querida, me despido una vez mas. No me extrañen. Sean felices y coman lombrices. De todas formas cuando vayan a McDonald's lo van a hacer, así que no me preocupo.